La violencia contra las mujeres y niñas no conoce razas o clases sociales. Adopta formas físicas, sexuales, psicológicas y económicas, o lo que es peor, todas interrelacionadas, desencadenando discriminación y abuso. Lamentablemente este problema no disminuye y evoluciona a diversos tipos de violencia, como la trata de mujeres y niñas un delito el cual no conoce fronteras.

Se calcula que cada año, hasta dos millones de personas, son objeto de prostitución, trabajos forzados o esclavitud. Al poner en peligro la seguridad, libertad y autonomía de las mujeres y niñas, la violencia de género vulnera sus derechos impidiendo el pleno desarrollo del potencial humano.

Aunque las estadísticas mundiales de la violencia de género no son precisas porque varían de un lugar a otro, las estimaciones demuestran que, a lo largo de la vida una de cada tres mujeres es coaccionada para que mantenga relaciones sexuales o sometida a otros abusos. Entre el 30% y el 60% de las mujeres que han tenido pareja alguna vez han sufrido violencia física o sexual a manos de su compañero, y entre el 7% y el 48% de las niñas y jóvenes de edades entre los 10 y los 24 años afirman haber mantenido sus primeras relaciones sexuales bajo maltrato, con los consecuentes riesgos de contraer ETS.

No obstante, las mujeres no aceptamos estas violaciones a nuestra integridad física y mental ejerciendo presión en los Estados y los gobiernos municipales, evocando las normas internacionales de derechos humanos y recurrido a las organizaciones continentales y regionales para llamar la atención sobre estas relaciones y prácticas sociales opresivas.

En gran medida, fueron y seguirán siendo las organizaciones feministas quienes atraen la atención mundial sobre la violencia de género. Estos colectivos han creado redes nacionales e internacionales, inspirando diversas campañas que han transformado radicalmente las normas, leyes, políticas y prácticas.

El derecho de las mujeres a vivir sin violencia está consagrado en los acuerdos internacionales como la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer de las Naciones Unidas. A nivel global, ONU Mujeres trabaja con los países para avanzar los marcos normativos internacionales prestando apoyo a procesos intergubernamentales. A nivel país, ONU Mujeres trabaja para conseguir la adopción y promulgación de reformas jurídicas acordes con normas y estándares internacionales, promoviendo el fin de la violencia empezando por promover y en su caso, aumentar la sensibilización sobre las causas y fortalecer las capacidades de las contrapartes para su prevención y respuesta.

También se promueve la necesidad de cambiar normas y el comportamiento de hombres y niños abogando por la equidad de género y los derechos de las mujeres. ONU Mujeres apoya la ampliación de acceso a respuestas multisectoriales de calidad para sobrevivientes, que incluyen seguridad, refugio, salud, justicia y otros servicios esenciales.

 

 

 

 

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