Muchas de nosotras nos hemos visto en la situación donde tenemos que empezar a tomar anticonceptivos, sea por cuestiones de salud o por querer evitar un embarazo no deseado. Es muy común que quienes hemos estado ahí nos veamos en una situación donde abrimos una caja que tiene pastillas, un parche o un anillo, siempre acompañados de una gigante de instrucciones y una larga, muy larga, lista de efectos secundarios. Sin embargo, nos las tomamos así, nada más, sin leer o sin que nadie nos explique qué es lo que estamos leyendo y qué podemos esperar. 

Yo fui alguna vez una de ellas, de los 15 a los 25 años, todos los días tomaba la famosa “Yasmin”, teniendo una cantidad absurda de efectos secundarios que, al no comprender que se trataba de un efecto de las pastillas, yo pensaba que eran normales. Entre estos efectos estaban dolores de cabeza intensos y muchos síntomas depresivos. Lo que me hizo dejarlas fue una revisión ginecológica donde me indicó que “ya no podía tomarlos más” porque “tenía várices”, y que esas pastillas se asociaban mucho con efectos circulatorios como trombosis. 

Hoy en día creo que fue un poco exagerado que por ver una várice haya tenido que dejarlas. Sin embargo, fue de esa manera que los pude dejar por fin. De esa manera fue que pude comprender mejor cómo funciona mi cuerpo, y que muchas cosas de las que yo vivía no eran normales. 

Estos métodos anticonceptivos alteran los niveles hormonales naturales del cuerpo. Están compuestos por hormonas sintéticas similares a las que produce el cuerpo de forma natural durante el ciclo menstrual. Normalmente, durante el ciclo menstrual, el cerebro libera hormonas que estimulan los ovarios para que produzcan estrógeno y progesterona, las cuales preparan el útero para un posible embarazo. Cuando una mujer toma anticonceptivos hormonales, estos introducen cantidades controladas de estrógeno y/o progesterona en el cuerpo, lo que engaña al cerebro para que piense que ya se ha producido la ovulación. Como resultado, el cuerpo deja de liberar la hormona folículo estimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH), responsables de desencadenarla. Sin el pico de estas hormonas, el ovario no libera un óvulo, evitando así la posibilidad de un embarazo. Sin embargo, la ovulación es necesaria para muchas funciones de nuestro cuerpo, como el equilibrio hormonal natural, la comunicación entre nuestro cuerpo y nuestro cerebro, y la salud ósea y cardiovascular. Al inhibir esta función, los efectos en el cuerpo pueden ser a veces muy evidentes, y en otras no tanto, dependiendo de cada cuerpo. 

Ovular es algo fundamental para poder menstruar. La razón por la que no menstruamos de forma natural mientras tomamos anticonceptivos hormonales es porque estos mantienen los niveles hormonales estables durante todo el ciclo, evitando la necesidad del cuerpo de deshacerse del revestimiento uterino (menstruación). En vez de esto, cuando se toma la pausa de los placebos en las píldoras anticonceptivas, se produce lo que se conoce como sangrado por deprivación. Este sangrado ocurre debido a la disminución de los niveles hormonales cuando se interrumpe la toma de hormonas activas. Este sangrado por deprivación no es una menstruación en el sentido tradicional, ya que no está relacionado con un ciclo ovulatorio normal. Es simplemente una respuesta del cuerpo a la falta de hormonas en el momento de tomar los placebos. A continuación, enlistaré algunos de los efectos secundarios más comunes de los anticonceptivos hormonales en mujeres: 

  • Cambios en el estado de ánimo, como depresión.
  • Náuseas y vómitos
  • Mareos
  • Cambios en el peso
  • Migrañas o dolores de cabeza
  • Cambios en el ciclo menstrual
  • Sensibilidad en los senos
  • Coágulos sanguíneos
  • Aumento del riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el de mama y el de cérvix
  • Disminución de la libido

La razón principal por la cual escribo este artículo es porque el mes pasado el Washington Post sacó un artículo sobre cómo las mujeres están abandonando anticonceptivos a medida que explota la desinformación, haciendo énfasis en cómo “culpan” a los anticonceptivos hormonales por su aumento de peso y depresión. ¿Qué clase de gaslighting es esto? Desacreditar las experiencias de las mujeres, cuando hay una gran lista de efectos secundarios (incluyendo estos) incluida en la caja, es audaz. Habiendo tanta evidencia científica que respalda todo esto, ¿por qué habrían de desacreditar a las mujeres que buscamos alternativas más saludables y naturales para gestionar nuestra fertilidad? 

Si bien, algo atinado que tiene el artículo es la crítica a las influencers que desinforman por medio de su contenido, en un momento donde cualquier persona puede ponerse una bata, abrir un TikTok y dar consejos sobre salud, me parece ridículo que se desacredite a las mujeres por tomar decisiones sobre su cuerpo y su salud. Sin embargo, el problema principal no está ni en las mujeres ni en las influencers, sino que se encuentra en las y los profesionales de la salud, quienes recetan a diestra y siniestra los anticonceptivos, sin considerar que de verdad pueden tener un efecto en nuestra calidad de vida. 

En algunos casos, se recetan para controlar trastornos como el Síndrome de Ovario Poliquístico y endometriosis, y en ambos casos en realidad simplemente se inhiben las hormonas para que los padecimientos no evolucionen, pero no se trata el problema como tal (porque es multifactorial y las hormonas son un tratamiento más sencillo). Simplemente se está poniendo en pausa, pero en el momento que dejan los anticonceptivos, el problema regresa. 

Al final, de lo que se trata no es de tirarle a los anticonceptivos hormonales. Creo firmemente que siempre pueden ser una mejor opción a un embarazo no deseado. El problema es que la medicina por muchos años ha hecho a un lado los cuerpos de las mujeres, y esta violencia sistemática es replicada por muchos profesionales de la salud al no informar adecuadamente a sus pacientes. Esta es una invitación a los profesionales de la salud a informarse mejor y mantenerse actualizados, a preguntar y evaluar todas las opciones en conjunto con las pacientes, brindando toda la información necesaria para tomar una decisión informada. También es importante que las y los profesionales de la salud ginecológica se informen ellos mismos sobre las distintas opciones de gestión de la fertilidad naturales, y que se actualicen en la última evidencia científica donde se demuestra que estos métodos pueden llegar a ser altamente efectivos. Además, es justo y necesario que se incluya en la currícula Educación Integral en Sexualidad, donde se les informe a las mujeres cómo es que funciona su cuerpo, y que las y los profesionales de la salud se den el tiempo y el espacio para poder explicar a detalle esto. 

Lo irónico es que, mientras se exige a las mujeres asumir los riesgos asociados con los anticonceptivos, los anticonceptivos masculinos no han recibido la misma atención. Aunque se han desarrollado métodos anticonceptivos para hombres, su aprobación ha sido obstaculizada principalmente debido a preocupaciones sobre efectos secundarios como:

  • Acné
  • Cambios en el estado de ánimo
  • Dolor testicular
  • Aumento del riesgo de problemas cardiovasculares
  • Cambios en el peso
  • Reducción de la densidad ósea
  • Cambios en la libido
  • Problemas de fertilidad temporal
  • Cambios en los niveles de colesterol
  • Aumento del riesgo de ciertos tipos de cáncer, como el de próstata

Sobra decir la familiaridad de estos efectos, con los que muchas mujeres en el mundo tienen que lidiar todos los días. Esta disparidad subraya una contradicción notable en el enfoque médico y social hacia la anticoncepción. 

Lo importante es recordar que todas tenemos el derecho de pedir información verídica y basada en evidencia científica a nuestros profesionales de la salud, además de recordar que somos libres de decidir cuál es la mejor opción para nosotras. Es importante abogar por una mayor transparencia y equidad en la información proporcionada sobre los anticonceptivos. Además, se debe promover la investigación y el desarrollo de métodos anticonceptivos masculinos seguros y efectivos, para compartir la carga y la responsabilidad de la planificación familiar de manera más equitativa.

Si tienes preguntas o necesitas asesoramiento sobre cuál es la mejor opción anticonceptiva para ti, o si tienes dudas sobre el funcionamiento de tu cuerpo, ciclo menstrual o cualquier generalidad de tu sexualidad, no dudes en programar una consulta aquí.

 

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